sábado, agosto 27, 2005

bombardeo solar, crónica de una tarde de hueveo y lucha para hacer un trabajo de TL 2

me siento, como muchas veces, en la esquina mi calle. pero esta vez el amor a la vagancia sin frutos no es razon suficiente para ponerme a reposar acá. esta, para mi, pintoresca esquina me deberá mostrar como es piura en su totalidad. este minúsculo rincón de esta no tan pequeña ciudad debe poseer el secrto de su peculiaridad, esconde una frase o palabra que resume lo que es este lugar al que he venido a parar. mi tarea es encontrar ese secreto no imprta si mi raya se borra por pasar tanto tiempo en el concreto.

levanto la cabeza y veo en la esquina opuesta un panel publicitario que reza "en piura el tiempo pasa lento para dmirar mejor su belleza". el sol es el que marca las horas, el que hace que las sombras se muevan y que la gente corra en contra del tiempo. conozco personas que se levantan temprano todos los dias, es devota a su trabajos como cualquier burócrata del mundo y permanecen activos casi todas las horas en las que le sol ilumina la ciudad. y digo casi porque de 1 a 2 de la tarde la gente se vuelve lenta, se adormece, estén o no sus cabezas expuestas a los rayos del sol; es como si éstos atravesaran los techos de las casas, de los autos, las ramas de los algarrobos e inyectaran un somnífero, una anestesia a los habitantes. a esta hora el tráfico es igualmente lento, luego de ver correr autos llenos de gente que se dirige a sus casas a almorzar y a contagiarse de lo que el maestro ribeyro denomino molicie, luego de escuchar el ruido de alarmas, cláxones y lo que la gran maestra manny díaz denominó putamadreadas; luego de todo ese escándalo y de ver pasar la última estampida de automóviles se nota la ausencia cada vez más notoria de vehículos y que hasta la velocidad de los autos más modernos no superaba a la de los lentos mototaxis. a esta hora. a esta hora parece que la algarroba cayera más lento y que fuera mecida por el viento como pequeñas y livianas plumas. a esta hora el único sonido perceptible es el del cepillo del raspadillero del frente, es como si su velocidad destacara entre toda la lentitud percibida en el instante y contagiara un virus resistente a la modorra a los pocos sobrevivientes del bombardeo solar de mediodía; el puesto de raspadillas irradia un aura que disipa el somnífero impregnado por los rayos solares. es hermoso... en piura, definitivamente, y por desgracia, las horas de la tarde valen por diez.

luego de haber ido a mi casa ya cuatro veces; sentado horas sin nada nuevo que ver, con el pantalón adherido al concreto y curado ya de los efectos del sol de mediodía. levanto la mirada, pero el sol parece diferente, no es el mismo sol que me atacó con sus rayos a la hora del almuerzo, es un gran globo naranja, amistoso que no ciega sino que llama a ser admirado. es el ocaso más hermoso jamás visto, sin necesidad de tener un mar en el que reflejarse sino que basta un edificio o una duna (depende de donde se mire).

son más de las once de la noche, quemado ya el último cigarro, el semáforo parpadeando la luz ámbar (no amarilla) resignado a que los autos que pasen a partir de esa hora sean pocos y no generen ningún accidente. resignado yo también a no recibir inspiracion de esta esquina encuentro algo que muchas veces es pasado por alto. decenas de carretas haladas por burros provenientes de castilla pasan frente a mí. las personas que las manejan son el reflejo del clásico piurano, ése que sale en las pinturas, en los adornos de catacaos y en los documentales de alejandro guerrero. piuranos y nada más, gente que no es perturbada por la velocidad de la vida actual del hombre y quienes parecen sufrir del mal de la molicie sin necesidad que el sol esté atacando sus cabezas.

regreso cansado a mi casa, recorro por quinta vez los cuarenta y ocho pasos que separan la esquina del mega de mi dormitorio, regreso cansado, pero feliz de haber encontrado en algo tan sencillo una de las peculiaridades más atractivas de esta calurosa cuidad en la que permaneceré quien sabe cuanto tiempo más

noticias al pie:

manny díaz es alumna de la facultad de comunicacion de la udep.
las faltas ortograficas y de redaccion son culpa mia no del centro de estudios
este texto fue escrito hace casi 2 años asi que... no se burlen, era chibolo