martes, octubre 23, 2007

pronóstico tardí del tiempo (y no porque me parezca a abraham levy)

la lluvia fue todo lo que dijo gallín hoy día: techo perfectamente blanco, gotitas que acompañan los pasos de algunos y las correrías de otros, parabrisas, parabrisas, limpiaparabrisas, charquitos en la pista listos para ser pisados y mojar al compañero de caminata. pero -a veces- es mucho más

a veces -cuando el abrigo está preciso- es bravazo salir coriendo por las calles y sentir las gotas en tus párpados cerrados; proteger con tu capucha el cigarro y evitar su intempestiva muerte a causa del agua; pararte de una banca y notar que todo alrededor tuyo -menos el lugar donde estuviste sentado- está mojado.

otras veces -cuando la ropa no es suficiente para proteger a uno- es bravazo, y cague de risa, correr para ocultarse de la lluvia y encontrar una cálida caverna, templo de la sequedad. mientras más pequeño el refugio y mientras más cerca estén tus pies de mojarse, mejor -eso es vivir al límite-.

cuando es de noche, la lluvia se puede ver mejor si es que uno mira la luz de un poste y la tapa con el dedo y los insectos, surgidos por el fenómeno climatológico, también se se pueden apreciar aleteando en contraluz.

pero nada como la lluvia en la playa, frente al mar. nada menos pensado -y tan fregado- que joder un paisaje que siempre se piensa que va a ser cálido. y al mismo tiempo, es como si las gotas se esfuercen por alimentar de agua el mar... nada más inútil

el pronóstico tardío del tiempo de hoy: perfecto