Esos ingenios que nos hacen únicos

Subo a la combi que me llevará a casa de Lili. En realidad no es una combi, es un bus rojo con franjas verdes conocido como El Chama, pero la costumbre de viajar en combi hace que, en mi vocabulario, todo transporte público limeño entre en el mismo costal.
Generalmente no encuentro nada atractivo en el camino hacia su casa, por lo que siempre leo algo o simplemente pego mi cara a la ventana y disfruto - porque a mi me gusta pasear en combi - del paisaje de edificios, de cielo nublado, y de gente a pie, que se cruza por mi vista durante el camino de casi 20 minutos de recorrido. No es tan lejos después de todo.

Pero hace unos días en uno de esas visitas de fin de semana a casa de Lili, subido en uno de esos grandes buses que no volverán a transitar por la vía expresa, subió "Jimmy Hendrix", dejó su amplificador en el piso, se sentó sobre él, lo prendió y comenzó a tocar. Había llamado mi atención de tal manera que no importaba si no vendía nada, ya se había ganado el respectivo S./ 1.00 si es que hacia su dichosa pasada de sombrero. Había encontrado una manera realmente original de vender su producto. Producto que luego ofreció a 2 por "china" y que eran unos ricos chocolates 'Yo-yo'.

No le pregunté su nombre, sólo conversamos un rato antes que bajara en el mercado Jorge Chávez a comprar más 'producto'. De lo poco que hablamos me enteré que hace esta instalación desde hace un par de años, porque antes cantaba música criolla en los buses de la vía expresa pero que lo dejó de hacer porque la garganta se le maltrataba y tenia que descansar la voz, al menos, una vez a la semana. Ahora este nuevo método le permite trabajar todos los días sin más esfuerzo que cargar un pesado amplificador y una guitarra al hombro.

Antes de bajar me cuenta que hay un tío que hace lo mismo pero con música tropical desde hace 5 años, que él le enseñó que era un mejor método, pero que a él no le gusta la música tropical, que prefiere el rock de los rolling stones y de los Beatles y que también toca El cóndor pasa, porque la gente se lo pide.