miércoles, diciembre 20, 2006

Vade Retro(spectiva)

Más jodido que darte cuenta que te has pasado casi un año sin publicar nada (y mucho más sin publicar nada que al menos pretenda tener algo de importancia) es llegar a fin de año y ver que en 307 días no has tenido aparentemente nada interesante que contarle al mundo. Es decir, hemos tenido tres rondas electorales en el país, he arruinado (y a veces recuperado) una y otra vez por lo menos cuatro relaciones personales en el año, tuve un trabajo que me costó mucho y sigue sin pagar un centavo, y para rematar rechacé una beca porque justo me decía que tenía mucho que hacer todavía en este lugar. Y yo digo, ¿no he tenido nada que decir al respecto? ¿Cuántas oportunidades de dar un punto de vista, de descargar un poco de vapor, o de generar debate (que es en principio para lo que uno empezó un blog, para comentar y discutir) se han perdido y por qué?

"Sí, yo también soy parte del problema... jódete", dice el manifiesto de Ellis. Señor, señora, dama, caballero, joven, señorita, niño, abuelo, no dejen que el día a día los haga mantequía correr sin saber a dónde ni darles tiempo para mirar lo que la vida pone en el menú de hoy. Estamos todavía metidos en el pensamiento atomizado, individualista, y del mismo modo que no hay una conexión sincera y profunda entre la gente, nuestros segundos no trabajan en conjunto. Llegamos a un punto donde sólo importa sacarle el mayor rendimiento a cada latido y no hay relación entre el que viene y el que se fue, porque en nuestro pensamiento analítico cada acción muere en sí misma, luego sumamos todas y tenemos una serie de hechos que llamamos vida.

Una tarea me lleva a otra, y a otra, y a otra. Podemos definir una meta final, un programa, un mapa vital, pero la verdad es que en el vértigo de las fechas límite, los horarios, las presiones del otro, al menos yo me olvido de todo eso y paso a modo "visión de túnel". Ni las pequeñas satisfacciones de hacer de vez en cuando lo que a uno le gusta duran lo suficiente. Por otro lado, eso de andar de work-o-holic (trabajólico? chambadicto?) sirvió un buen rato para sobrellevar un problema que de otra forma hubiera sido súper deprimente. Pero hasta el dolor es parte del sentirse vivo, y no cuenta haberse maquinizado para no sentir dolor si es que tampoco se puede tener placer de las cosas buenas, por más pocas que sean.

En fin, esto va por un año que traiga muchas cosas que contar, pero que también nos dé un argumento para contarlo todo con perspectiva, con emoción, con cariño y con bastante calma para saborear cada recuerdo.